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ALGUNAS HERMOSAS REVELACIONES DE LA VIRGEN MARÍA A LA VENERABLE SOR MARÍA DE JESÚS DE AGREDA:

Actualizado: 29 dic 2022

FUENTE: DE SU LIBRO MÍSTICA CIUDAD DE DIOS.


Los siguientes textos (y muchos más) han sido desarrollados en una serie de audiovisuales que tienen como título "15 Minutos con la Secretaria de la Virgen" y el cual podrás encontrar completo en tu canal 5 Últimas Realidades. Te invitamos que veas esta serie de 15 episodios tan pronto como tengas oportunidad; haz click aqui.


Dios Padre determinó que fuesen mil los Ángeles guardianes para la Santísima Virgen María desde su Inmaculada Concepción. Todos estaban ardientes de deseo de ser elegidos en el cielo para tan maravillosa labor… pero Dios escogió 900 entre los coros angélicos, 12 más para que la asistieran de forma corporal y visible, 18 más que la asistían de forma espiritual en la comunicación con el Espíritu Santo, y 70 serafines supremos que la consolaban (uno por cada año de vida de La Virgen María).




El Nacimiento de la Virgen María fue un 8 de Septiembre. Dios dispuso que María Santísima no sintiera las incomodidades naturales del bebé en el suceso de parto. Fue reverenciada por multitudes de ángeles de recién nacida en brazos de su madre Santa Ana. Fue subida al cielo por un cierto tiempo por los ángeles donde adoro a Dios y recibió de la Santísima Trinidad su nombre “María”… mientras sus padres Santa Ana y San Joaquín estaban en éxtasis de contemplación y les fue oculto este suceso. A los 8 días de nacida los ángeles descendieron con un brillante escudo donde venía grabado el nombre resplandeciente “María” el cual entregaron a sus santos padres.


La niña párvula María Santísima habló por primera vez a sus 18 meses de edad a petición de Dios Padre quien prometió gobernaría sus palabras y la asistiría para que todas fueran siempre de su servicio y agrado. Sus primeras palabras verbales fueron para sus santos padres y fueron para pedirles su bendición. Fueron pocas las palabras de la Virgen María entre los 18 meses y los 3 años ya que solo hablaba con su madre Santa Ana de Dios y sus misterios. La niña María anhelaba mas pobreza y sencillez, pero su madre Santa Ana deseaba aliñar a su hija preciosa con el vestido mejor que pudiese… entonces ella con la obediencia recompensaba su deseo de humildad.


La niña santa María fue llevada y dejada a vivir en el templo como doncella al cuidado del sumo sacerdote Simeón y de la profetiza Ana a muy temprana edad de su infancia. A los 6 meses de estar en el templo tuvo un aviso 8 días antes de la muerte de su padre San Joaquín y ella le envió a 12 de sus ángeles custodios que fueran a asistir a su padre en la enfermedad. En el momento de su muerte ella pidió a Dios que todos sus MIL ángeles custodios estuvieran con su padre y lo asistieran con el auxilio necesario para su alma, quienes lo confortaron con palabras hermosas que también santa Ana pudo oír. San Joaquín murió a los 69 años de edad.


La princesa Santa María tenía 12 años cuando, estando aún en el templo, los Ángeles le avisaron que el término de la vida de su madre Santa Ana se cumpliría. María Santísima le pidió a Dios “Enviad, Señor mío, en Paz a vuestra sierva” y Dios le respondió a su petición mandando a los Ángeles que la llevasen a la presencia de su madre enferma. Al llegar, dijo María a su madre: “Madre mía, y mi señora, sea el Altísimo bendito, pues no ha querido que yo, pobre y necesitada, quedase sin el beneficio de vuestra última bendición”… quien la bendijo. Santa Ana entregó su purísima alma al Creador reclinada en el trono de la gracia (que son los brazos de María Santísima).


A los 13 años María Purísima tuvo una visión de la divinidad ordenándole que recibiese esposo. El santo Simeón y los otros sacerdotes del templo que la cuidaban pidieron señal al cielo para escogerle esposo. El día que cumplía sus 14 años Dios le dijo “Estoy atento a tus deseos y ruegos, yo te daré esposo de mi mano que no impida tus santos deseos de conservarte casta y pura para mi”.

Los varones fueron congregados cada uno con una vara seca en las manos y cuando estaban en oración se vió florecer solamente la vara que tenia San José mientras también bajaba una paloma candidísima resplandeciente sobre el casto esposo elegido.


Dios Padre previno a María Santísima soltando el ímpetu del rio de la divinidad durante cada uno de los nueve días anteriores al misterio de la encarnación del Verbo; le enseñó muchísimos misterios de la Santa Trinidad y Su creación. Dios le dictó a San Gabriel Arcángel las mismas palabras con las que había de saludar y hablar a la Virgen María: “Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum.

Benedicta tu in mulieribus”. Prosiguió el Arcángel diciendo: “concebirás un hijo en tu vientre y le pondrás por nombre Jesús; será grande y será llamado Hijo del Altísimo”


En los instantes inmediatos a la concepción de Nuestro Señor Jesucristo, Nuestra Madre del Cielo tuvo conocimiento con claridad y distinción del misterio de la unión de las dos naturalezas: divina y humana en la persona del Verbo Eterno.

También Dios le dió a conocer los misterios futuros de la vida y muerte de Su Hijo Dulcísimo, de la Redención del linaje humano, de la nueva ley del Evangelio que con ELLA se había de fundar, y otros grandiosos y ocultos secretos que a ningún otro santo jamás se le han manifestado.


Además de los 1000 ángeles que ya cuidaban a la Virgen, Dios Padre mando 9000 más para cuidar a la Sagrada Familia desde que partieron de Nazaret hacia Belén.

El palacio que tenía prevenido el Supremo Rey de reyes y Señor de los señores para hospedar en el mundo a Su Eterno Hijo era la más pobre y humilde cueva.

Nació de María Santísima el Hijo del Eterno Padre completamente limpio y puro. Nació como los rayos del sol, que sin herir la vidriera cristalina, la penetra y la deja más hermosa y refulgente. Los Arcángeles San Miguel y San Gabriel asistieron en forma corpórea y fueron quienes, a debida distancia, le presentaron a los ojos de la Divina Madre a Su Hijo Glorioso.

Sintió la Virgen la presencia de La Santísima Trinidad y la voz del Padre que decía:

“Este es Mi Hijo Amado en quien recibo grande agrado y complacencia”

Los 10.000 ángeles cantaron: “Gloria in excelsis Deo, et in terra pax hominibus bonae voluntais”.

La Virgen María se conservo virgen antes, durante, y después del parto.


A los 40 días, la Virgen María alistó dos tortolitas y dos velas y salió con el infante Jesús y con su santo esposo José hacia el templo. Así se formó una procesión donde, además de los diez mil ángeles que los acompañaban desde Belén, descendieron del cielo innumerables más. Juntos acompañaron al Verbo Divino hasta el templo y entonaban muchos cánticos dulcísimos al Niño Dios que únicamente el bebe Jesús y Su Santísima madre percibieron.

Durante las palabras proféticas de Simeón en el templo… todo lo conoció La Madre Purísima por luz divina y, entre gozo y dolor de su alma, le quedó todo en la memoria sin olvidar jamás ni un solo punto.



En las bodas de Cana de Galilea estuvo la Santísima Virgen con su Divino Hijo y sus discípulos ocupando los lugares inferiores de la parte baja de la fiesta. Desde allí Ella ordenó a los criados que hicieran lo que Su Hijo ordenara (al ver que el vino se les había acabado). Con sus palabras mostró La Virgen la sabiduría que hay en hacer la voluntad de Cristo, enseñándonos de paso a todos los mortales la necesidad de poner lo máximo de nuestra parte tal y como lo exige Nuestro Señor. Ella pidió este milagro de Jesús al conocer con luz divina que era ya tiempo oportuno de manifestarse el poder divino de Su Hijo. Desde ese momento suplica que los corazones de los hombres estén dispuestos a aceptar la luz que traería el Verbo Eterno al mundo.



Comenzó el Señor a hablar en la Cruz las siete palabras permitiéndole a lucifer y a sus demonios oírlas para que entendiesen los misterios que encerraban.

Con la primera palabra: “Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen” supieron que le hablaba a su Eterno Padre y que era su Hijo natural y verdadero Dios. Ya con estas palabras querían salir despavoridos hacia el infierno, pero la poderosa Reina los detenía.

La confusión y tormento de lucifer, cuando conoció estas verdades, no se puede explicar con lengua humana pero fue tal que humilló su soberbia y pidió a nuestra Reina María Santísima que les permitiese bajar al infierno. La Reina los detuvo hasta que escucharon la séptima palabra: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”

Al hacerse la voluntad de La Poderosa Reina y Madre de Jesús una sola con la de Su Hijo Santísimo… mandó a lucifer y a sus aliados que al instante descendiesen al infierno. Entonces, a la fuerza de este poderío del supremo Rey y de la Reina, salieron los espíritus malignos del monte Calvario y fueron precipitados hasta lo mas ínfimo del infierno con mayor violencia y rapidez de la que sale un rayo despedido de las nubes.


Nuestra Reina del Cielo tuvo conocimiento de todos los misterios de la resurrección de su Amado Hijo desde el instante preciso en el que el alma Santísima de Cristo entró de nuevo en su cuerpo. Y fue tanta la alegría de la Virgen que ella quedó totalmente transformada… de la pena al gozo, del dolor al júbilo… y finalmente al descanso.

San Juan evangelista fue a visitarla esa madrugada del Domingo para consolarla y con gran sorpresa la encontró llena de resplandor. Identificó en María Santísima las señales de la gloria y, sin palabras, supuso inmediatamente que el Señor había resucitado; La Divina Madre estaba renovada en alegría.


Al término de la vida de la Santísima Virgen, los apóstoles (por revelación divina) viajaron y se reunieron en Jerusalén en la casa del cenáculo con María Santísima, quien hablándoles sobre su pronta partida de este mundo al eterno los entristeció y lloraron todos juntos. La Santísima Reina les pidió oración en silencio. En esta quietud descendió del cielo Nuestro Señor con todos los Santos e innumerables ángeles y le dijo a Su Santa Madre: “Madre mía, entrasteis en el mundo libre de culpa, tampoco para salir tiene derecho de tocaros la muerte, si no queréis pasar por ella, venid conmigo para que participéis de mi gloria que tenéis merecida”.

Postrándose la prudente Virgen respondió: “Señor Mío, que sois Mi Verdadero Dios, la padecisteis sin tener obligación a morir; justo es que como yo he procurado seguiros en la vida os acompañe también en morir”. Aprobó Cristo Nuestro Salvador el sacrificio y voluntad de Su Madre Santísima. Los ángeles entonaron hermosa música, La Virgen se reclinó en su lecho… y puestas las manos juntas, los ojos fijos en Jesús, y toda enardecida en la llama del divino amor de Su Amadísimo Hijo pronunció la Reina las palabras de su Hijo Santísimo en la cruz “En tus manos Señor encomiendo mi espíritu”. Sucedió este glorioso tránsito un Viernes 13 de Agosto a las tres de la tarde.

La enfermedad que se la llevó de esta vida fue el amor, sin otro achaque ni accidente alguno.


El alma de Nuestra Reina subió al cielo aquel Viernes.

Al tercer día, Domingo 15 de Agosto, descendió del cielo al mundo el mismo Cristo (con el alma de La Virgen) y con su poder resucitó el cuerpo de la Virgen María para que se uniera de nuevo a su alma. Subieron nuevamente al cielo rodeados de muchos ángeles. Las Tres Divinas Personas pusieron en la cabeza de María Santísima una corona de gloria. Se oyó una voz que decía: “Serás Emperatriz y Señora de la iglesia militante, su Protectora, su Abogada, su Madre y su Maestra. Serás especial Patrona de los Reinos Católicos”. Amen!








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3 Comments


El libro de está santa es muy interesante y muy recomendable para todos los Caballeros. Los detalles que explica sobre la vida de la Virgen, facilitan en gran medida la meditación interior que nos ayuda por ejemplo, a entender con mayor profundidad los misterios del Santo Rosario.

Totalmente recomendable.

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Mística Ciudad de Dios en un libro que todos los caballeros de la Inmaculada deberíamos tener; es muy extenso, pero cada día pudiésemos leer un párrafo (o dos). Para quienes deseen tener este libro completo (en formato PDF) les recomiendo usar el siguiente enlace: https://aparicionesdejesusymaria.files.wordpress.com/2011/06/madre-marc3ada-de-jesc3bas-de-c3a1greda-mc3adstica-ciudad-de-dios-1670.pdf

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La Virgen Maria ha reunido a sus hijos por medio de este medio de comunicacion.

Que Dios los bendiga a todos.

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