En estos últimos días hemos recibido desde el Vaticano una noticia maravillosa, que por otro lado era de vox populi: Carlo Acutis va a subir a los altares. El joven que corría por su ciudad italiana alegre y con unas ganas locas de evangelizar, ya tiene un puesto eterno en el Cielo. Junto con él, otros van a ser también canonizados por el Papa Francisco, en una fiesta multitudinaria que será celebrada en el Paraíso y aquí en tierra.
Su vida, corta pero intensa, ha sido en verdad una "autopista hacia el Cielo". Su generosidad y entrega hizo de él un joven con unas cualidades heroicas y un verdadero enamorado de la Eucaristía y de la Virgen María. Hacia Ella guardaba un amor muy especial y su trato era la de un hijo devoto hacia su Madre. Se conoce por sus biógrafos que le tenía una especial devoción a las advocaciones de La Virgen de Pompeya, la Virgen de Lourdes y la Virgen de Fátima.
Nicola Gori, uno de sus biógrafos más reconocidos cuenta que un joven Carlo rezó fervientemente ante la imagen de La Virgen de Pompeya, por la conversión de una mujer. Era madre de un amigo de la familia que vivía separada de la Iglesia, desde hacía nada más y nada menos que más de treinta años. Pero esto no fue causa de que el santo se amedrentara. Muy al contrario, intensificó su oración alcanzando finalmente misericordia para esta buena mujer, la cual acaba por arrepentirse y convertirse dando lugar a la confesión, comunión, misa y consecuentemente a llevar una vida cristiana durante el resto de su vida. Él estaba convencido de que si se acudía a la Virgen y se rezaba el rosario, podían alcanzarse innumerables gracias incluso aquellas que nos parecen imposibles. Su confianza era absoluta e irrompible aún a pesar de lo que pudieran indicar las circunstancias.
La Virgen de Fátima marcó su vida de una manera muy especial. Por ejemplo de esta advocación aprendió a través de San Francisco Marto, la necesidad de "rezar muchos rosarios" para poder llegar al Cielo. Ciertamente quedó muy impresionado con las apariciones de Fátima, y para seguir rigurosamente los dictados de la Madre, tampoco dudó en adoptar la santa costumbre de los primeros sábados de mes, costumbre que el mismo santo señaló como vía de salvación para el mundo entero.
Su madre en el libro, Mi hijo Carlo: Carlo Acutis a través de los ojos de su madre, explica entre otras cosas algunos hechos sobrenaturales que rodearon a su hijo en torno a la Virgen de Fátima. Durante una procesión en una iglesia, la Virgen de Fátima se detuvo frente al niño que contaba por entonces con ocho años, y Ella le puso su Corazón en su pecho. Además le pidió que se consagrará al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús. Él obedeció, y consagrándose, se sabe que renovó su consagración en varias ocasiones antes de morir.
Carlo Acutis solía decir de nuestra Madre del Cielo:
"Cada vez que nos dirigimos a la Madre de Dios, nos ponemos en contacto directo inmediato con el Cielo. Es casi como si entráramos."
Y también:
"Ella es un modelo ejemplar y su ejemplo de fe, con el apoyo de su caridad perfecta, nos tiene que animar a seguir nuestro camino hacia la santidad a pesar de nuestras debilidades".
Carlo es un ejemplo para nosotros de verdadero hijo de nuestra Madre y toda una inspiración para nuestros tiempos. Os doy la noticia de que en la Milicia del Inmaculado Corazón de María se vienen nuevos proyectos, los cuales os iremos informando puntualmente. Son proyectos llenos de ilusión y con la única intención de facilitar el acercamiento de más hijos a la Virgen. Os pedimos humildemente una oración para este propósito. Todo será para mayor Gloria de Dios.
AMÉN.🙏🙏🙏
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