Cada 11 de julio celebramos la festividad de San Benito Abad, Patrono de Europa e iniciador de la vida monacal, tal y como la conocemos hoy día.
Su lema “Ora et labora” lo vivió intensamente toda su vida. Dormía poco y se levantaba cada día a las dos de la madrugada para rezar, lo cual hacía durante horas. Le daba al trabajo un papel fundamental en la vida de todo hombre, ya que dignifica y honra a Dios, convirtiéndolo en una vía para acercarse más a Dios. Por eso el santo realizaba todo tipo de trabajos manuales mientras mantenía su jornada en oración. Una de las penitencias que hacía a diario era el ayuno, ya que no ingería nada hasta altas horas de la tarde. Lo poco que comía se basaba en vegetales, raíces y frutas las cuales ingería moderadamente.
La Medalla de San Benito es un Sacramental reconocido por nuestra Madre Santa Iglesia, la cual tiene un poder exorcístico, ya que en ella esta inscrita una oración muy poderosa a tal fin:
Como todo Sacramental no debe ser usado como objeto mágico, sino que su uso está sujeto a ciertas condiciones como lo es buscar la Gracia santificante a través de los Sacramentos. La Medalla colgada al cuello y bendecida y/ o exorcizada ayuda en cualquier tentación, momento de peligro y en la hora de la muerte.
El Caballero de la Inmaculada tiene en la Medalla Milagrosa su Sacramental identificativo y protector. Si a esta Medalla, unimos el poder de la Medalla de San Benito, estaremos ciertamente muy protegidos con las bendiciones del Cielo.
¡Qué importante este sacramental y su poder exorcista! Muchísimas gracias Miryam por esta importante publicación. No olvidemos conseguir las medallas, mandarlas exorcizar y usarlas a diario; las podemos llevar siempre con nosotros (al cuello o en nuestro bolsillo)... y las podemos poner sobre los marcos de todas las puertas y ventanas exteriores de nuestras casas, como también "sembrarlas" en nuestro terreno / jardín.