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Virgen de la Medalla Milagrosa

(Por: Nayi Rincon)

 Después que las tres apariciones de la Virgen sucedieron en Francia a Santa Catalina, se ordenó una investigación cuidadosa y, al poco tiempo, el Padre Aladel (confesor de la Hna. Catalina) obtuvo la aprobación de Monseñor de Quelenarzobispo de París; fue aquí cuando el 30 de junio de 1832 se hicieron las primeras medallas y con su distribución la devoción se extendió rápidamente.  En 1836 se emprendió una investigación canónica en París declarando las apariciones auténticas. Santa Catalina Labouré fue canonizada en 1947 por el Papa Pío XII

Virgen de la medalla milafrosa.jpg

Las apariciones de la Santísima Virgen a Santa Catalina Labouré en Paris, Francia han sido determinadas como el inicio de lo que Pío XII llamó " la era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales (junto con La Salette, Lourdes, Fátima, etc).

Estas apariciones a santa Catalina tienen un significado muy hermoso y especial para nosotros los católicos pues nos dejan como regalo maravilloso el sacramental de LA MEDALLA MILAGROSA.

Catalina Labouré nació el 2 de mayo de 1806, en Francia y entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830, Después de tres meses de postulantado, fue trasladada el 21 de Abril de 1830 al noviciado de París, en la Rue du Bac. Cuando era novicia, santa Catalina estuvo presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, y desde ese instante tuvo una relación muy estrecha con el santo y su espiritualidad. El domingo 18 de Julio de 1930, (víspera de la fiesta de San Vicente de Paul) Catalina se tragó un pedacito de lienzo del roquete del santo y se durmió pensando que S. Vicente, junto con su ángel de la guarda, le obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su deseo. San Vicente se había aparecido en diversas ocasiones a Sor Catalina y esto alimentaba en su corazón una confianza sin limites hacia su bienaventurado padre de congregación, y su viva esperanza no la defraudó.

La primera aparición:

El 18 de julio de 1830 (en esa misma noche de la víspera de la fiesta de San Vicente a quien tanto amaba y cuyo corazón había visto rebosante de amor) a las once y media de la noche, la llamaron por su nombre. Un niño misterioso estaba a los pies de su cama y le pidió que se levantara. “La Santísima Virgen te está esperando”. Catalina se vistió y siguió al niño que "traía rayos de luz por donde pasaba". Al llegar a la capilla, Santa Catalina se detuvo cerca de la silla que usaba el sacerdote en el santuario. Luego escuchó un sonido "como el susurro de un vestido de seda". Su pequeño guía dijo: "Aquí está la Santísima Virgen". Ella vaciló. Pero el niño repitió con un tono de voz más fuerte: "Aquí está la Santísima Virgen". De un solo salto, Catalina estaba a los pies de la Santísima Virgen, quien estaba sentada en una silla, y Catalina apoyaba las manos en las rodillas de la Madre de Dios. “Allí pasó un período de tiempo; el más dulce de mi vida. Me sería imposible decir lo que experimenté. La Santísima Virgen me dijo cómo debía comportarme con mi director espiritual y también varias otras cosas”. La Santísima Virgen señaló el altar donde estaba el tabernáculo y dijo: “Venid al pie de este altar. Aquí, las gracias se extenderán sobre todos los que las pidan con confianza y fervor”. Le anunció una misión difícil y le solicitó el establecimiento de una Cofradía de los Hijos de María. El padre Aladel cumpliría esta solicitud el 2 de Febrero de 1840. 

La segunda aparición:

El 27 de noviembre de 1830, la Santísima Virgen se apareció nuevamente a Catalina en la capilla. Esta vez, fue a las 5:30 pm, durante la meditación, bajo el cuadro de San José. Primero, Catalina vio algo así como dos pinturas vivientes, una que se desvanecía en la otra, en las que la Santísima Virgen estaba parada sobre medio globo con los pies aplastando una serpiente. En esta primera imagen, la Virgen sostenía un pequeño globo de oro rematado con una cruz, que levantó hacia el cielo. Catherine escuchó: "Este globo representa al mundo entero, incluida Francia, y a todas las personas". En la segunda imagen, hermosos rayos de luz fluyen de las manos abiertas de la Santísima Virgen, cubiertas de anillos enjoyados. En ese mismo momento santa Catalina escuchó una voz que decía: "Estos rayos son un símbolo de las gracias que derramo sobre quienes me las piden". Entonces se formó un óvalo alrededor de la aparición, y Catalina vio en un semicírculo esta invocación: “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”, blasonada en letras doradas. Luego escuchó una voz que decía: “Haz una medalla de acuerdo con este modelo. Para quienes lo lleven con confianza, habrá abundantes gracias". Finalmente, la imagen giró y Catalina vio el reverso de la medalla: la letra M coronada con una cruz pequeña y dos corazones, uno coronado de espinas y el otro atravesado con una espada, debajo.

La tercera aparición:

En el mes de diciembre de 1830, durante la meditación, Catalina volvió a oír el susurro, esta vez detrás del altar. La misma imagen de la medalla apareció cerca del tabernáculo, un poco detrás de él. “Estos rayos son el símbolo de las gracias que la Santísima Virgen obtiene para quienes se las piden… No me verás más”.  Este fue el final de las apariciones. Catalina comunicó las peticiones de la Santísima Virgen al Padre Aladel (su confesor) pero al inicio él no fue receptivo a su mensaje y le prohibió siquiera pensar en esto (este fue un golpe terrible para ella). El 30 de enero de 1831, Catalina terminó su seminario y recibió el hábito de las Hijas de la Caridad. Al día siguiente, partió hacia el Hospicio de Enghien, que había sido establecido por la familia Orleans y estaba ubicado en el número 12 de la rue de Picpus en el lado este de París, en un barrio empobrecido donde atendió a ancianos y personas pobres durante 46 años en silencio y en completa oscuridad.

Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:

En el Frente:

-María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre satanás.

-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

-Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.

-Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

-El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.

-El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

En el reverso:

-La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega

-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

-La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.

Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

-Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

-Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

No existe superstición, ni magia, en relación con la Medalla Milagrosa. La Medalla Milagrosa no es un “amuleto de buena suerte”. Más bien, es un gran testimonio de fe y confianza en el poder de la oración. Sus milagros más grandes son de paciencia, de perdón, de arrepentimiento y de fe. Dios usa una medalla, no como un sacramento, sino como un agente, un instrumento que trae consigo gracias maravillosas. “Las cosas débiles de esta tierra Dios las ha escogido para confundir a los fuertes”.

Mensajes de Nuestra Señora de la medalla milagrosa a Catalina (y a todos nosotros):

 

La Virgen Santísima explicó con detalle (y mostrandole en una hermosa visión a Santa Catalina) como deberia ser el diseño de la medall amilagrosa.. y le indico: “Haz acuñar una medalla según este modelo. Quienes la lleven puesta recibirán grandes gracias, especialmente si la llevan alrededor del cuello”.

Cuando la Santísima Virgen dio el diseño de la medalla a santa Catalina Labouré, le dijo también: “Ahora deben dársela a todo el mundo y a cada persona”.

Otro mensaje importane fueron las lágrimas que caían del cándido rostro de La Virgen María; estas le hablaban a Santa Catalina de la llegada de calamidades... pero también para consolar y derramar gracias a quienes creen y confían en Ella y en Su intercesión. El mensaje de la Virgen fue: los tiempos son malos. Graves calamidades están próximas a abatirse sobre Francia.

Es importante darnos cuenta que gran parte del mensaje para Santa Catalina, y para todos los católicos, está en la medalla misma: por ejemplo... En el frente de la Medalla Milagrosa aparece la Virgen sobre el mundo y aplastando con los pies la cabeza de la serpiente; esto indica que La Inmaculada tiene poder, en virtud de su gracia, para triunfar sobre satanás. Otro ejemplo es el mensaje dado por el globo (que representa a la tierra) y se encuentra bajo los pies de la Virgen porque Ella desea que todos sepamos que es reina del cielo y de la tierra. 

Como Caballeros de la Milicia del Inmaculado Corazón de María, ¿cómo debemos responder ante los mensajes de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa?

1. Propagar la devoción a la medalla milagrosa y dársela a cada persona que podamos (en lo posible ya entregarla bendecida).

2. Dárnos cuenta que nuestros tiempos actuales también son malos (incluso peores de los que se vivían en esa época en Francia) y que debemos estar sumergidos en la oración y pidiendo la inmercesion omnipotente (por gracia) de la Santísima Virgen María... con la mayor confianza, ya que somos sus hijitos, sus consagrados, sus amados.

3. Invocarla en todo momento, para que ELLA nos defienda como Madre Poderosa contra los ataques del demonio... ya que desde siempre Ella es quien le aplasta la cabeza.

4. Alabar y venerar a María Santísima como nuestra reina: la reina de nuestra vida, la reina de la humanidad, la reina del cielo y de la tierra; darle el lugar que le corresponde... y reparar por las ofensas de otros que  no le dan Su lugar merecido (LA DEVOCIÓN DE LA COMUNIÓN REPARADORA DE LOS PRIMEROS SÁBADOS ES FUNDAMENTAL).

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