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Nuestra Señora del Rosario

(Por: Miryam Saez)

Nuestra Señora del Rosario es una Advocación Mariana cuya conmemoración litúrgica se celebra cada 7 de Octubre, instaurada en el siglo XVI por San Pío V. Esta fecha, celebra el aniversario del triunfo de los cristianos frente a los turcos que invadían Europa en la Batalla de Lepanto. Esta victoria fue atribuída a la intercesión de la Virgen María, a través del Santo Rosario llamándola también a partir de este momento , “Nuestra Señora de las Victorias”, y agregando en la Letanía  el titulo de “Auxilio de los Cristianos”.
En el año 1716, el Papa Clemente XI ordenó que su fiesta se celebrara en la Iglesia Universal tras otra victoria, esta vez en la Batalla de Temesvar, la cual fue atribuída a una imagen de Nuestra Señora.
Por otro lado, el Papa León XIII también llamado el “Papa del Rosario”  consagró todo el mes de octubre a Nuestra Señora del Rosario, incluyendo además el título de “Reina del Rosario” a las Letanías,  y escribió nueve Encíclicas muy interesantes sobre el Santo Rosario.

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Santo Domingo de Guzmán  es un sacerdote español, que fue al sur de Francia para convertir a los herejes que habían sido influenciados por la herejía albingense. Era un grupo especialmente difícil de convertir y muchos lo habían intentado sin mucho éxito. Incluso el mismo Papa había tomado parte directa en esta lucha sin obtener, en ningún caso, el avance deseado.
En su convento en Prouille, Santo Domingo se dirigió a una capilla dedicada a la Virgen María que allí se encontraba. Fue allí para orar y pedir el auxilio de Nuestra Madre porque veía que su predica, ayuno y oraciones daban poco fruto ante esta secta tan obstinada. 
Corría el año 1208, cuando la Virgen se apareció finalmente a Santo Domingo en esa capilla, sosteniendo en su mano un Rosario. Se lo mostró, le enseñó a rezarlo y le pidió que propagara esta Santa devoción, prometiéndole que a través de su rezo, convertiría a muchos pecadores y que se obtendrían innumerables gracias.

El testimonio de este celestial dialogo fue de la siguiente manera:

- ¿Sabes tú, mi querido Domingo, de qué arma se ha servido la Santísima Trinidad para reformar el mundo?
- Oh, Señora — respondió él — vos lo sabéis mejor que yo, porque, después de vuestro Hijo Jesucristo, fuisteis el principal instrumento de nuestra salvación
Ella añadió:
- Pues sabes que la pieza principal de la batalla ha sido la salutación angélica, que es el fundamento del Nuevo Testamento. Por tanto si quieres ganar para Dios esos corazones endurecidos, reza mi salterio.
La Virgen reveló:
- Sólo si la gente considera la vida, muerte y gloria de mi Hijo, unidas a la recitación del Avemaría, los enemigos podrán ser destruidos. Es el medio más poderoso para destruir la herejía, los vicios, motivar a la virtud, implorar la misericordia divina y alcanzar protección. Los fieles obtendrán muchas ganancias y encontrarán en mí a alguien siempre dispuesta y lista para ayudarles.

Tras este encuentro el Santo, ya con el Rosario en la mano, se vio reanimado y reconstituido por la Virgen María, y muy animado se dirigió a la Catedral. Cuando este llegó  a su destino, los Santos Ángeles hicieron sonar las imponentes campanas, llamando a todo el pueblo a acudir al lugar     que se lleno de sus gentes. Santo Domingo comenzó entonces su predicación. Al comienzo, una estampa terrorífica se presento ante ellos: en el cielo apareció una terrible tormenta, el sol se nubló, cayeron terribles truenos y relámpagos del cielo, y la tierra tembló con una fuerza tal, que los oyentes palidecieron por el miedo. Una estatua de la Virgen que allí se encontraba, levantó por tres veces su brazo pidiendo la conversión de aquel pueblo infiel. En esto que Santo Domingo se puso a rezar intensamente por aquella gente, y de repente todo cesó. 
Seguidamente y sin perder el tiempo, Santo Domingo siguió instruyéndoles sobre Dios y la devoción al Santo Rosario. Este suceso ocurrió en Tolosa, pueblo que, abrazando a la devoción del Santo Rosario y a la Misericordia Divina, se convirtieron y en poco tiempo, todas las costumbres y errores que habían adoptado las rechazaron, transformándose en un pueblo nuevo y fiel a Dios, a través de la Virgen del Rosario.

La devoción al Santo Rosario ha tenido momentos de subidas y bajadas. En una de estas bajadas, La Virgen del Rosario se apareció al Beato Alan de la Roche (1428 -1475) pidiéndole que había que hacer una renovación de la devoción al rezo del Santo Rosario, y le reiteró las promesas vinculadas a esta devoción, las cuales él registró. Estas promesas son un total de 15, y son las siguientes:

1.“A todos los que recen devotamente mi Rosario, prometo mi especial protección”.
2.“El que persevere en el rezo de mi Rosario recibirá gracias poderosísimas”.
3.“El Rosario es un arma poderosa contra el infierno: destruirá los vicios, librará del pecado y abatirá las herejías”.
4.“El Rosario hará florecer de nuevo las virtudes y las obras buenas, y obtendrá para las almas la más abundante misericordia de Dios”.
5.“El que confíe en mí rezando el Rosario no será oprimido por las adversidades”.
6.“Quien rece el Rosario meditando sus misterios no será castigado por la justicia de Dios: se convertirá si es pecador, crecerá en gracia si es justo y será hecho digno de la vida eterna”.
7.“Los devotos de mi Rosario, en la hora de la muerte, no morirán sin sacramentos”.
8.“Los que rezan mi Rosario encontrarán, durante la vida y en la hora de la muerte, la luz de Dios y la plenitud de sus gracias, y participarán de los méritos de los beatos en el paraíso”.
9.“Cada día libraré del purgatorio a las almas devotas de mi Rosario”.
10.“Los verdaderos hijos de mi Rosario gozarán de una gran gloria en el cielo”.
11.“Todo lo que se pida mediante el Rosario será obtenido”.
12.“Los que propaguen mi Rosario serán socorridos por mí en cada una de sus necesidades”.
13.“He obtenido de mi Hijo que todos los devotos del Rosario tengan como hermanos en la vida y en la hora de la muerte a los santos del cielo”.
14.“Los que reciten mi Rosario fielmente serán todos hijos míos amadísimos, hermanos y hermanas de Jesús”.
15."La devoción a mi Santo Rosario es un gran signo de predestinación".

Como Caballeros de la Milicia del Inmaculado Corazón de María, ¿cómo debemos responder ante los mensajes de Nuestra Señora del Santo Rosario?

La devoción al Santo Rosario es un pedido que la propia Virgen María nos ha dado y regalado, por tanto, el Caballero de la Inmaculada debe atenderla como nuestra Reina que es. En multitud de Apariciones, nos ha explicado la importancia de esta oración y lo conveniente que es rezarlo cada día, con lo cual es nuestra obligación rezarlo todos los días con mucho amor, y darlo a conocer como parte de nuestra actividad de evangelización y conversión de almas.


Si te fijas bien en la primera parte de este documento, los acontecimientos que han marcado las distintas festividades de la Virgen del Rosario, tienen que ver con triunfos y Victorias en distintas guerras y batallas. Es por ello quizás que muchos santos hacen referencia al Rosario como el “Arma”. Nuestro Patrón, San Maximiliano Kolbe así lo hizo, y sabemos que rezaba cada día el Rosario y que durante sus últimos días en la tierra, en aquel terrible cuarto de encierro en Auschwitz, rezó junto con sus compañeros, esta preciosa devoción devolviendo la alegría en donde no tenia cabida este sentimiento.


Como Caballeros de la Inmaculada y especiales servidores, recemos cada día el Rosario sin desfallecer, poniendo en manos de la Virgen toda nuestra vida y esperanza, y dejándonos llevar por Ella hasta su Divino Hijo.

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