Nuestra Señora de La Salette
(Por: Yamile Murcia)
Las apariciones de nuestra Señora de La Salette obtuvieron la aprobación del Obispo Philibert de Bruillard de la diocesis de Grenoble en Septiembre 19 de 1851, luego de haber encargado a dos teólogos la investigación de la aparición y de todas las curaciones registradas en toda Francia. Cientos de milagros y favores fueron registrados.
El Santo Padre Pío IX aprobó la devoción a nuestra señora de La Salette, pidió a los jóvenes que le fuera enviado el relato de los secretos por escrito. Tiempo después, el santo padre Dijo “estos son los secretos de la Salette, si el mundo no se arrepiente perecerá"
Maximino Giraud y Melaie Mathieu se encontraban cuidando el ganado un 19 de septiembre de 1846 en una meseta montañosa al sudeste de Francia, cerca del poblado de La Salette.
Melanie Mathieu de 15 años de edad, estaba acostumbrada y entrenada a este tipo de trabajo desde sus 9 años de edad, mientras que para Maximino era algo nuevo; pues su padre le había pedido que hiciera ese trabajo como un acto generoso para cooperar con el granjero que tenía a su ayudante enfermo por esos días.
Los dos niños habían tomado una siesta y Melanie despertó, para darse cuenta que el ganado no estaba su vista, así que rápidamente llamó a Maximino y así juntos fueron en búsqueda del ganado por los alrededores y lo encontraron pastando plácidamente. Los dos jóvenes proceden a volver buscando sus utensilios dónde habían llevado su almuerzo y cerca de la quebrada en dónde habían hecho la siesta, divisaron un globo luminoso que parecía dividirse; Melanie le pregunta a Maximino si él está viendo lo que ella está viendo ¡Oh Dios mío! exclamó Melanie dejando caer la vara que llevaba. Algo inconcebible la inundaba en ese momento y se sintió muy atraída con profundo respeto, llena de amor y el corazón latiendo más rápidamente, vieron a una señora sentada sobre una piedra, llorando amargamente y con su rostro entre sus manos.
Melanie y Maximino se sintieron atemorizados, pero la señora muy delicadamente poniéndose de pie y cruzando suavemente sus brazos los llamó hacia ella, y les dijo que no tuvieran miedo; a esto añadió que tenía grandes e importantes nuevas qué comunicarles. Melanie relata que su corazón en ese momento deseaba adherirse al corazón de la bella señora. La señora tenía una apariencia majestuosa y era alta de estatura, llevaba un vestido blanco con delantal ceñido a la cintura, no se podía decir que era de color dorado; pues estaba hecho de una tela no material más brillante que muchos soles, también llevaba un chal blanco con rosas de diferentes colores en los bordes, zapatos blancos en los cuales también tenía ese mismo tipo de rosas, llevaba colgada en su cuello una cadena con un crucifijo; sobre la barra del crucifijo colgaban de un lado el martillo y del otro las tenazas. En su cabeza tenía una corona de rosas que irradiaba rayos luminosos, como una diadema, y sus preciosos ojos tenían lágrimas que rodeaban sus mejillas, una luz más brillante que el sol pero distinta a este la rodeaba.
Estos fueron algunos de los 33 secretos (revelados luego en 1858 como mensajes) recibidos por los videntes de La Virgen de La Salette, mientras la Virgen lloraba durante toda la aparición:
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Uno de los mensajes más sobresalientes fue cuando les comunicó a los jovencitos que la mano de su hijo era tan fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera a las leyes de Dios, si no tendrían mucho que sufrir.
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"La gente no observa el día del señor, continúan trabajando sin parar los domingos."
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"Los hombres no pueden jurar sin tomar el nombre de Dios en vano."
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María Santísima pregunta a los jóvenes si hacen bien sus oraciones; a lo cual ellos responden que no muy bien, La Virgen exhorta a orar diariamente mañana y tarde, velar y orar.
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La Virgen dice que durante el verano sólo algunas mujeres mayores van a la Misa.
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"Durante la semana santa van a la carnicería como perros."
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"Hijos míos decid esto a todo mi pueblo: Predigo una terrible hambruna y escasez. Que la cosecha de patatas se había echado a perder, el trigo se volvería polvo al golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían. Más si el pueblo se convirtiera; las piedras y las rocas se convertirían en trigo y las patatas se encontrarían sembradas en la tierra."
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La Señora de Lasalette comunica también cada joven un secreto que no debían revelar a nadie.
Como Caballeros de la Milicia del Inmaculado Corazón de María, ¿cómo debemos responder ante los mensajes de Nuestra Señora de La Salette?
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La reconciliación con Dios, pues como La Virgen lo dice: si obedeciéramos la ley de Dios, la mano de Dios no estaría pesada. De igual modo, como caballeros del Inmaculado Corazón de María, debemos agradecer continuamente su intercesión por sostener esta mano de justicia de Dios... y cuidar siempre de sus hijos, aunque seamos (como humanidad) muy desobedientes.
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El irrespeto del día del señor es una de las cosas que más resalta la Virgen María lo cual nos lleva a nosotros como miembros de la milicia de la inmaculada a tomar el día domingo como un día de descanso y de alabanza a Dios recordando los dos primeros libros de la Santa Biblia el Génesis y El Éxodo.
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El irrespeto al nombre de su hijo: No debemos utilizar bajo ninguna circunstancia el nombre de Cristo cuando nos vemos asediados con toda clase de pruebas, egoístamente nos cerramos en nosotros mismos sin esperanza, más el nombre de Dios es sagrado y no debe ser puesto en ninguna conversación como prueba de veracidad.
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Las cosas que se corroen: cuando la virgen Explica las cosechas que se echan a perder, también lo podemos ver en tantas hambrunas, epidemias y demás cosas que son causadas por el pecado; para responder a este llamado debemos acudir a la conversión regresando a Dios con todo nuestro corazón y nuestro deseo. Dios es la fuente de vida y es misericordioso, nos recibirá con los brazos abiertos para librarnos de tantos tormentos que trae el pecado, esta reconciliación es muy destacada en el mensaje de La Virgen; pues no debemos dejarnos llevar por pensamientos en los que nos vemos totalmente incapaces de volver a Dios por nuestro pecado, justamente eso quiere el maligno. Cuando la verdad es que Dios recibe a justos y pecadores también y puede convertir tristeza en gozo y ruina en riqueza. Sin embargo, debemos estar preparados en todos los sentidos (especialmente espiritualmente) para la posibilidad de una fuerte reprensión de Dios Padre, ya que El es un padre bueno y necesita corregir a Sus hijos.
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Oración perseverante y profunda; la Virgen María nos exhorta a orar diariamente mañana y tarde; velar y orar. Debemos acudir a este llamado proponiéndonos firmemente estar en oración; viendo la oración como algo más allá, como un arma muy poderosa, porque realmente lo es.
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Participación en La Santa Misa. Es el momento en donde apreciamos el cuerpo y la Sangre de Cristo. ¡todo un milagro vívido ante nuestros ojos! el cual nuestra alma añora presenciar. Si somos seguidores de Cristo, debemos demostrar fidelidad a El y acudir al Santo Sacrificio de La Misa.
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Recobrar nuestra dignidad actuando como cristianos, puesto que la Virgen María resalta qué “en la semana santa van a la carnicería como perros” si nos fijamos, en las Sagradas Escrituras, cuando al pueblo se le compara con los perros; significa que se ha perdido el sentido de su dignidad. No estamos ya respetando los ayunos y los sacrificios que merece nuestro Señor; como caballeros de la Milicia del Inmaculado Corazón de María, debemos regresar a estas tradiciones de fe.
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Dimensión misionera urgente: Esparcir la palabra del Señor nuestro Dios a nuestro prójimo, es una labor muy importante y siempre renombrada por Nuestra Madre en La Salette.