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Nuestra Señora de la Gracia - o-

Virgen de la Cabeza Inclinada

(Por: Nayi Rincon)

Esta advocación cuenta con la aprobación eclesiástica ya que el día 27 de septiembre 1931 , La Virgen de la Cabeza Inclinada fue solemnemente coronada por el Papa Pío XI en su 300 aniversario de la llegada a Viena. La fecha de la fiesta mariana de La Virgen de la Cabeza inclinada es el 7 de Febrero.

Virgen de la cabeza inclinada.jpg

En la Iglesia de los carmelitas de Döbling, en Viena (Austria), se venera una imagen de la Virgen con una historia muy bella.

Nuestra Señora de la Gracia es también conocida popularmente como María con la Cabeza Inclinada. La imagen es una pintura al óleo, obra de un artista desconocido probablemente del siglo XV o XVI. El cuadro es de un pequeño tamaño: 45×60 centrímetros.

 

Esta bella advocación tiene su origen en un milagro que nos recuerda la necesidad de rezar por las almas del purgatorio, para que alcancen pronto el Cielo.

El precioso cuadro fue encontrado en 1609 por un religioso español en Roma; su nombre era Domingo Urrusolo. El adoptó en religión el nombre de consagración de Domingo de Jesús María (nació en 1559 y murió en 1630). Domingo era de Zaragoza y fue uno de los primeros monjes de la reforma teresiana; el llego a la ciudad de Roma en 1604, donde fundó el primer convento carmelita de la Urbe (de Santa Maria della Scala, en el Trastevere).

Buscando un lugar para fundar el segundo monasterio romano, el de Santa María de la Victoria, encontró una casa medio en ruinas. Mientras la revisaba a fondo para estudiar su adquisición, pasó ante un montón de escombros. Iba a continuar su trabajo, cuando algo le dijo que debía mirar más cuidadosamente entre aquella basura, donde halló una maravillosa sorpresa.

Durante el proceso de limpieza... empezó a apartar trozos de madera y enseres viejos, hasta que reparó en lo que parecía ser un cuadro antiguo. Cuando pudo rescatarlo, comprobó que era una bella pintura de la Virgen María y la recogió con gran amor y esmero.  Fray Domingo tenía un diario y esa noche escribió en este el sentimiento que le invadió al verla: “Siento, querida Madre, que alguien haya tratado tu imagen de forma tan terrible. Te llevaré al monasterio conmigo, te colgaré en mi celda y te tributaré el homenaje que mereces“. Así lo hizo. La restauró de la mejor forma que pudo y enseguida se puso a rezarle todos los días, pidiéndole su ayuda en los desvelos por hacer fructificar la orden en Italia.

Un día, los rayos del sol que entraban por su ventana se posaron sobre la pintura y Fray Domingo se dio cuenta de una mancha que el buen monje no había detectado antes. En seguida lamentó lo que consideraba una negligencia suya y se sintió triste de haber podido usar un trapo sucio quizá al haberla restaurado.  De inmediato empezó a limpiarla cuando sucedió un milagro: La imagen le sonrió e inclinó la cabeza levemente en signo de gratitud, al tiempo que le daba las gracias por las atenciones que le había dedicado.

Fray Domingo se asustó, temiendo estar siendo engañado por el Enemigo. Entonces la Virgen le dijo: “No temas, hijo mío. Pídeme lo que quieras y te lo concederé como recompensa por tu amor a mi Hijo y a mí”. El fraile carmelita le pidió que Ella liberase del Purgatorio a un amigo suyo, y recibió la promesa de hacerlo si él hiciera sacrificios por esta causa y le ofrecía Santas Misas por esa intención. De esta manera, la imagen quedó fijada, con la cabeza inclinada, tal como se la conoce hoy.

El religioso cumplió lo que María le había pedido, y al cabo de un tiempo se le apareció para comunicarle que su amigo había sido acogido ya en el Cielo. Y dijo algo más: “A quienes me veneren en esta imagen y busquen refugio en mí, les concederé las gracias que me pidan, especialmente quienes me pidan por la liberación de las almas del purgatorio“.

 

Consciente de que con tal promesa el cuadro dejaba así de pertenecerle, fray Domingo de Jesús María pidió permiso a sus superiores para colocarlo en la iglesia de Santa María della Scala, donde permaneció hasta su muerte en 1630. Y sin duda bendijo sus obras, pues en los años siguientes fundó varios conventos en Italia. Luego fue capellán militar en la batalla de la Montaña Blanca, cerca de Praga, en 1620, victoria de la liga católica sobre los protestantes en el marco de la Guerra de los Treinta Años. Durante estas guerras, Fray Domingo había llevado el cuadro consigo para que protegiese a las tropas imperiales. 

A través de la milagrosa imagen se han recibido muchas gracias.  Se le atribuye que, gracias a la intercesión de María Santísima en su advocación de Nuestra Señora de la Gracia incluso guerras  hayan terminado; durante la Primera Guerra Mundial fue llevada en procesión tres veces hasta la catedral de San Esteban para implorar la paz. 

E 1907, San Pío X había declaró Venerable a fray Domingo de Jesús María, cuyo proceso de beatificación se había abierto en 1676 (46 años después de haber fallecido). 

EL MENSAJE DE LA VIRGEN AL FRAY DOMINGO:

 

Durante las dos apariciones de La Santísima Virgen al Fraile Domingo de Jesús María, Ella le prometió que a través de oraciones a ella, sacrificios y Santas Misas... Ella se encargaría de liberar almas del purgatorio.  Esta es quizá la única advocación de la Virgen María en donde Ella misma (de sus labios) hace esta hermosa promesa para la iglesia purgante, con la ayuda de la iglesia peregrina.

Como Caballeros de la Milicia del Inmaculado Corazón de María, ¿cómo debemos responder ante el mensaje de La Santísima Virgen de la Gracia?

La imagen de La Virgen de la Gracia nos indica con su cabeza inclinada que Ella esta complacida con todos sus caballeros y servidores que la veneran, la aman y la defienden. Nos llama a darla a conocer a muchos más con este gesto noble y amoroso.

Y aún mucho más importante... es la promesa que nos hace: alivio y liberación de las almas del purgatorio.  Ya que sabemos que las benditas ánimas no pueden rezar por si mismas, La Virgen nos recuerda de un lindo gesto de caridad para con ellas.  Como caballeros de La Inmaculada, debemos ofrecer sacrificios (ayunos, penitencias), Santos Rosarios y Santas Misas por las almas del purgatorio.  Un día estas almas (ya liberadas de sus sufrimientos por La Reina) serán quienes oren por nosotros en el momento de nuestro juicio.

Una labor importante de todo cristiano, y más aún de un caballero de María Santísima es la de aprender mas de nuestra fe y de las últimas realidades de nuestra existencia. Ya que el purgatorio es una de estas últimas realidades... es importante educarnos en el conocimiento de este estado de purificación; como reducirlo o evitarlo... y como rogar por las almas de quienes aún se encuentran allí.  Con gran especialidad debemos rezar por el alivio y/o liberación de las almas que más necesitan oraciones (por ejemplo almas de hermanos protestantes cuyas familias no creen en la existencia del purgatorio y no rezan por ellos... o almas de religiosos y religiosas cuyos feligreses están convencidos que ya están en el cielo por el simple hecho de haber sido consagrados).  La Virgen Bendita jamás desoirá ninguna de nuestras súplicas por las almas benditas del purgatorio y nuestras oraciones/Santas Misas/ sacrificios no serán nunca en vano; ya que si estamos rezando por algún alma en específico y esa alma no se encuentra en el purgatorio... La Virgen escogerá una que necesite mucho de la misericordia de Dios para premiar nuestra amorosa intercesión.

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