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Nuestra Señora de Beuraing

(Por: Nayi y Fernando Rincon)

En el año 1943 el obispo de Namur permite dar culto y honrar a María bajo la advocación de Nuestra Señora de Beauraing y aprobó las apariciones el 2 de julio de 1949.
Juan Pablo II celebró misa allí el 18 de mayo de 1985. Las apariciones han sido aprobadas por la Santa Sede. Cada año unas 200,000 personas visitan el santuario. Al cumplirse los veinticinco años de las apariciones, se reunieron los cinco videntes, todos ellos casados y con hijos, para rezar el rosario ante la imagen de la Virgen del Corazón de Oro, ante miles de personas.

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Los videntes de las apariciones de la Virgen de Beauraing fueron cinco niños, Andrée y Gilberte Degeimbre, de 15 y 9 años respectivamente, y Fernande, Gilberte y Albert Voisin, de 15, 13 y 11 años de edad respectivamente.

La Virgen se apareció 33 veces desde el 29 de noviembre de 1932 hasta el 3 de enero de 1933 a estos cinco niños, en el jardín del pensionado de las Hermanas de la Doctrina Cristiana donde asistían a clases de catecismo.

Los niños enfrentaron enorme oposición de todos lados, incluso del sacerdote del pueblo. Todos se burlaban de ellos o los acusaban de mentirosos. Las apariciones carecían de milagros espectaculares y por eso la gente no encontraba el sensacionalismo que ellos buscaban.
Tristemente no solo la prensa Socialista y los anticatólicos pero también los mismos católicos se encargaron de ofender y desprestigiar a los niños y a la Virgen.
Los niños se encontraron incomprendidos aun por sus padres. El odio hacia ellos era general y solo contaban con la Virgen. La mayor parte de las veces Ella solo miraba a los niños y se sonreía. La Virgen los acompañaba mientras recitaban el Santo Rosario, pero no se les unía. 

A pesar de todo este rechazo y maltrato, desde el primer día, los niños fueron consecuentes en sus informes. Los relatos de los niños sobre las apariciones coincidían casi perfectamente. Cada vez que Nuestra Señora se les aparecía, caían de rodillas, de forma que sus rodillas impactaban contra el suelo de golpe, como si hubieran sido empujados por una gran fuerza. Sin embargo, los niños no sentían ningún dolor a causa de estos golpes. Cada noche, antes de la aparición, los niños rezaban el rosario con una voz natural, pero cuando llegaba la Virgen alcanzaban un tono altísimo y mucho más rápido.

Los niños contaban que sus apariciones eran de una Virgen muy hermosa que aparentaba tener unos 18 a 20 años, vestida toda de blanco con una franja azul celeste que caía diagonalmente desde el hombro izquierdo hasta el pie derecho, con una reluciente corona de potentes rayos de luz. Siempre tenía las manos juntas y los ojos fijos en el cielo. De sus brazos colgaba un rosario. Al abrir sus brazos para despedirse, dejaba ver, en el centro de su pecho, un corazón de oro, envuelto en rayos resplandecientes. Cuando se les aparecía Ella estaba parada sobre una nube.
 

Una iglesia fue construida en el lugar de las apariciones como símbolo de la devoción a la Virgen. El propio mensaje de las apariciones trataba sobre la construcción de un templo en piedra tallada, donde se debería celebrar una Eucaristía diaria así como el sacramento de la reconciliación.
Alrededor de la Iglesia, el entorno se ha enriquecido con el Jardín de las Apariciones, la cripta de San Juan, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, con capacidad para más de 700 personas, y la iglesia central, donde cada día puede acoger a más de 5000 peregrinos.

LOS MENSAJES DE LA VIRGEN A LOS CINCO VIDENTES DE BEURAING:

 

Los mensajes siempre fueron simples, la Virgen dijo a los niños cosas como:

"Sed siempre buenos.", "Convertiré a los pecadores." ,"Yo soy la Virgen Inmaculada." y "Yo soy la Madre de Dios, la Reina del cielo, Orad siempre."

El miércoles 28 de Diciembre, Nuestra Señora le dijo a los niños que muy pronto dejaría visitarles. Esto entristeció muchísimo a los niños.


El 29 de Diciembre, cuando María se despedía de los niños, abrió sus brazos haciendo visible en su pecho, por primera vez su corazón que brillaba en oro. Es por eso que se le ha llamado la Señora con el Corazón de oro, referencia a su Corazón Inmaculado.

 

El 30 de Diciembre, la Virgen les mostró su corazón de oro a los niños otra vez y les dijo: "¡Oren! ¡Oren mucho!"

 

El 31 de Diciembre mostró una vez mas su corazón de oro.


El 1º de Enero de 1933, le dijo a los niños: "Oren siempre", y añadió que no los vería de nuevo hasta la aparición del 3 de Enero en que se despediría y diría un secreto a cada uno de ellos.

 

El 3 de Enero una gran multitud estaba reunida para la aparición final. A los niños se les dificultó llegar a sus lugares para la aparición. En cuanto llegaron se pusieron a rezar y, después de un corto tiempo, cayeron de rodillas, excepto Fernande. Ella miraba a su alrededor desconcertada, luego lentamente se arrodilló por unos cuantos segundos, pero se levantó llorando y exclamó: "¡No puedo verla!".
La Virgen estaba más hermosa que nunca. Su rostro y todo en ella resplandecía. Primero le habló Gilberte, la Virgen le dio un secreto. Enseguida le habló a la otra Gilberte y le dio a la niña un secreto. Entonces le habló a Alberto, le dijo un secreto y, finalmente, le habló a Andree y desapareció.
Fernande, que seguía sin poder ver a la Virgen, rezaba con todas sus fuerzas. Los niños se levantaron y caminaron hacia la gruta para orar.
Fernande permaneció sola, arrodillada, rezando pues la gente se fue tras los otros a la gruta. Fernande le dijo a la Virgen: "Por favor, por favor regrese a mí. No me deje de esta forma. Lo siento. Siento no haberle dejado hablar el otro día. Yo la amo. Usted me prometió un secreto. No puede terminar de esta forma. Yo la necesito. ¡Por favor! ¡Por favor!" Ya oscurecía, cuando, de repente, el poderoso crujir de un rayo estremeció a todo el mundo. Su luz resplandeció en el cielo, seguido por una bola de fuego que cayó sobre un espino. Todo el mundo pudo verlo. La multitud quedó estremecida y volvió su mirada hacia aquel árbol.
Fernande tenía una gran sonrisa. ¡La Virgen había regresado! La Inmaculada Madre celestial miraba a Fernande que no podía parar de llorar de alegría. La Virgen esperó un momento, y entonces le habló:
-¿Amas a mi Hijo?
-Sí- exclamó ella.
-¿Me amas a mí?
-¡Oh, sí!
-Entonces, sacrifícate por mí.

Como Caballeros de la Milicia del Inmaculado Corazón de María, ¿cómo debemos responder ante los mensajes de La Santísima Virgen de Beuraing?

El mensaje de La Virgen a estos cinco videntes es muy simple (tanto que no parecía tener mayor importancia para los sacerdotes, religiosos/as, y espectadores de esa época)... pero muy contundente.  La Virgen nos pide, a través de los videntes de Beuraing, que oremos y nos sacrifiquemos.

No hay nada mas importante que la oración en estos tiempos tan difíciles para el mundo.  La Virgen aparece ante estos cinco niños con el Santo Rosario en sus manos... y es por esto que debemos entender que la devoción de oración que Ella viene a pedir (como lo ha hecho en cientos de otras de sus apariciones en el mundo entero) es la del rezo diario del Santo Rosario.

Las pregunta que la Virgen le hace a los niños (y en particular a Fernande) es de amor.  Ella desea saber si realmente amamos a Su Hijo, si realmente la amamos a Ella.  No debemos hacerla esperar por nuestro amor o hacerla dudar de nuestro amor; Ella JAMÁS nos deja esperando, Ella JAMÁS nos deja dudando. Como caballeros de La Virgen, consagrados a Su Inmaculado Corazón debemos desvivirnos por mostrarle nuestro afecto... hacer muchas oraciones a Su amado Hijo al día a través de Ella, hacer al menos un sacrificio diario por Ella; ciertamente la abstinencia y el ayuno (en particular los Miércoles y los Viernes) son sugerencias que se nos han dado en múltiples otras revelaciones privadas para estos tiempos.

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