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María Auxiliadora

(Por: Carla Bosco)

La advocación de María Auxiliadora ha sido vista por lo general como un aspecto de carácter militar de la Virgen María como defensora de la fe cristiana. Esta advocación se hizo fuerte ante la invasión de los turcos en 1571 donde San Pío V la invocó como María Auxiliadora de los Cristianos o con los Príncipes Católicos de Alemania fieles al catolicismo frente a las tesis protestantes o frente a las invasiones turcas sobre Viena en el siglo XVII o, incluso, como mano protectora frente a los caprichos de Napoleón Bonaparte que llevó al Papa Pío VII al destierro, y a su liberación, quiso en 1814 instituir en el 24 de mayo su fiesta litúrgicaSe tiene constancia de que hacia el año 1558 ya figuraba en las letanías que se acostumbraban recitar en el santuario de Loreto Italia. Estas fueron aprobadas por el Papa Clemente VIII en 1601En el año 1572, el Papa San Pió V ordenó que en todo el mundo católico se rezara en las letanías la advocación "María Auxiliadora, rogad, por nosotros", porque en ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente en la batalla de lepanto a toda la cristiandad.
Pero sin duda fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad.

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La advocación Auxiliadora era ya conocida en los primeros siglos de nuestra era por las primeras comunidades cristianas y los Padres de la Iglesia. Así, los dos títulos más antiguos dados a la Virgen María tienen su origen en los primeros cristianos griegos, y éstos son: Θεοτόκος (Teotokos) que significa “Madre de Dios” y Βοήθεια (Boeteia) que quiere decir “la que trae auxilios venidos del cielo”.

El primero que llamó a la Virgen María con el título de "Auxiliadora" fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en al año 345, el dice: " Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios".


San Sabas en el año 532 narra que en oriente había una imagen de la Virgen que era llamada "Auxiliadora de los enfermos", porque junto a ella se obraban muchas curaciones.


San Juan Damasceno en el año 749 fue el primero en propagar la jaculatoria: "María Auxiliadora , rogad por nosotros". Y repite: la virgen es "auxiliadora para evitar males y peligros y auxiliadora para conseguir la salvación".


El nombre de Auxiliadora se le daba ya en el año 1030 a la Virgen María, en Ucrania (Rusia), por haber liberado aquella región de la invasión de las tribus paganas. Desde entonces en Ucrania se celebra cada año la fiesta de María Auxiliadora el 1ro de octubre.

En el año 1600 los católicos del sur de Alemania hicieron una promesa a la Virgen de honrarla con el título de auxiliadora si los libraba de la invasión de los protestantes y hacía que se terminara la terrible guerra de los 30 años. La Madre de Dios les concedió ambos favores y pronto había ya más de 70 capillas con el título de María Auxiliadora de los cristianos.
En 1683 los católicos al obtener inmensa victoria en Viena contra los enemigos de la religión, fundaron la asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de 60 paises.
En 1814, el Papa Pío VII, prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora. Inesperadamente el pontífice quedó libre, y llegó a Roma el 24 de mayo. Desde entonces quedó declarado el 24 de mayo como día de María Auxiliadora.

Pero la persona que más tendría que ver con la popularización de la invocación de María como Auxilio de los cristianos sería el santo educador de Turín, San Juan Bosco, quien veía el florecimiento de sus obras apostólicas y educativas entre los jóvenes como obra de la Virgen María. 

San Juan Bosco, padre y fundador de los Salesianos, quiso ponerla, desde el principio, en el centro de su obra. Cuando el pequeño Juan Bosco tenía 9 años soñó que la Virgen le indicaba ya su vocación: sería sacerdote. Así empezó todo. Más tarde, en 1860, la Virgen volvió a hablarle en otro sueño y le dijo que quería ser honrada con el título de "Auxiliadora", y le señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo. 


Decía Don Bosco "No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado"... "Cada ladrillo de esta iglesia - se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863 - es una gracia de la Virgen María"...
Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana".


Desde esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de San Juan Bosco y en su obra como "central y sintetizador". La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hacer percibir a María como "Auxiliadora del Pueblo de Dios".


En 1863 Don Bosco comienza la construcción de la iglesia en Turín. Todo su capital era de cuarenta céntimos, y esa fue la primera paga que hizo al constructor. Cinco años más tarde, el 9 de junio de 1868, tuvo lugar la consagración del templo. Lo que sorprendió a Don Bosco primero y luego al mundo entero fue que María Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su patrocinio. Don Bosco llegará a decir: "No existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia".En ella se encuentran los cuerpos de San Juan Bosco,Santo Domingo Savio y Santa María Mazzarello. 


San Juan Bosco decía: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". Él decía que los que dicen muchas veces esta jaculatoria consiguen grandes favores del cielo.


Hoy, salesianos y salesianas, fieles al espíritu de sus fundadores y a través de las diversas obras que llevan entre manos siguen proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los pueblos el auxilio que viene de Santa María.

EL MENSAJE DE MARÍA AUXILIADORA PARA EL MUNDO ESTA EN SU MISMA IMAGEN:

Aparte de las innumerables representaciones artísticas de la Auxiliadora, aquella que se considera como el icono principal es la de Lorenzone en Turín. La idea fue de Don Bosco que dijo al artista:

“En alto María Santísima entre los coros de los ángeles, después el coro de los profetas, de las vírgenes, de los confesores. Por tierra los emblemas de las grandes victorias de María y los pueblos del mundo en el acto de alzar las manos hacia ella pidiendo su auxilio”.


La obra corresponde a una pintura barroca que exalta a la Virgen como Reina y lleva en su mano izquierda a Jesús Niño, ante el cual todas las criaturas (los Apóstoles y otros santos representan a la Iglesia y los ángeles al Cielo) rinden tributo por ser el Verbo Encarnado.


Tanto María como el Niño Jesús llevan los atuendos reales como las coronas doradas cuyo color representa el oro y siguen el texto apocalíptico: "...una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza...". Con frecuencia la Corona está enmarcada en un aro con las doce estrellas con toda la simbología bíblica.


La madre lleva en su mano derecha un cetro, símbolo de monarquía y del reinado mesiánico. 

Como Caballeros de la Milicia del Inmaculado Corazón de María, ¿Qué mensaje podemos extraer de esta advocación de María Auxiladora?

Como cristianos sabemos que dificultades siempre vamos a tener, porque el Cielo hay que ganárselo y no hay salvación sin cruz. Sabemos que fuimos creados para ser santos, y sabemos que alcanzar la santidad conlleva una gran lucha; por eso, en nuestras debilidades y en las tentaciones imploremos su ayuda y Ella nos sostendrá para que no caigamos en el pecado. Y si hemos caído, tengamos siempre presente que no hay caída de la que Nuestra Madre no pueda levantarnos. 


Como Caballeros de La Inmaculada, sus soldados y fieles servidores, propagadores y defensores de la Fe verdadera, nos surgirán grandes batallas por el camino, porque a la oscuridad siempre le molesta la Luz, pero nunca debemos  desesperar, porque Nuestra Madre amorosa, que es la gran defensora de la Fe, y que aplasta la cabeza de la serpiente, nunca nos va a desamparar (y a nosotros, siendo suyos con más razón); sólo debemos pedir su auxilio y confiar en su ayuda. 


Y recordemos las palabras de San Juan Bosco: "Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" .

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